Especialidad: Comida saludable.
El menú, como lo dice su chef Catalina Valencia, no responde solo a los gustos de los comensales sino a los ciclos de producción agrícola. Busca ser responsable con el medio ambiente y aprovecha cada parte de sus ingredientes. Así, sus platos varían durante todo el año: “si la tierra no está dando algo, entonces no lo utilizamos y nos adaptamos. Hay agricultores que nos traen frijoles o ajonjolí cada tres, cuatro meses y entonces los usamos en nuestras recetas”, dice Catalina.
Uno de los pocos platos permanentes es el cordero de cocción lenta, servido en su jugo en una salsa cruda de limón fermentado un año con batata asada. Este restaurante busca impulsar al artesano culinario: aquel que, con sus manos, desde la semilla, siembra, cuida, cultiva y vende sus productos.